La ermita de Sant Pere de La Barcella de Chert

por Julián Segarra Esbrí.

     Siguiendo las pista forestal hacia el Monte Turmell, atravesando el puerto entre la mola Gran y la mola de les Calderes podemos divisar a lo lejos una pequeña ermita encima de un promontorio en la que se celebra todos los años a finales del mes de abril la festividad de San Marcos. Se trata de la Ermita de Sant Pere de La Barcella.

     Es el más antiguo asentamiento cristiano del norte de la provincia de Castellón al que le otorgó carta de población en 1192 el Rey Alfonso II, abuelo de Jaime I, para la Orden del Hospital de Jerusalén.

     Junto al edificio de la iglesia hay una torre de construcción anterior de tiempos árabes y un edificio posterior que hacía las funciones de escuela en la que un maestro enseñaba a todos los niños de las masías próximas, evitando su desplazamiento a la lejana escuela del pueblo de Chert.

     Dispone de cementerio, aljibe, fuente y lavadero. Antaño se aprovechaba el agua sobrante de la fuente para el regadío en pequeños huertos junto al barranco debajo de la Roca Mercadera y desde allí podemos ver abrigos con pinturas rupestres como en el resto del levante y asentamientos ibéricos.

     Siguiendo el curso del barranco a unos 300 metros más arriba de la fuente existe un gran ullal de más de 1 metro de diámetro que en época de abundantes lluvias aflora el agua de forma estrepitosa.

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