Una de las acciones adoptadas para controlar la prostitución en la ciudad de Valencia fue designar un lugar donde esta actividad pudiera ejercerse libremente sin ser motivo de escándalo público. Desde principios del siglo XIV la prostitución pública quedó limitada a un barrio de la ciudad denominado el “Bordell” o “Pobla de les fembres pecadrius”, situado extramuros de la ciudad, cerca de la Morería y la Pobla Vella, que con el tiempo quedaría incluido dentro del recinto urbano.

     En los Fueros de Valencia se encuentra ya la denominación de putana pública. Sin embargo, esta expresión era raramente empleada en la documentación emitida por el Consell a lo largo de todo el siglo XIV. Del mismo modo, fue poco frecuente encontrar las formas puta, bagassa, gora en las ordenanzas municipales sobre prostitución. En cambio, esta terminología fue habitual entre las clases populares. Son términos en los que se intenta destacar el carácter despectivo de esta actividad y la baja condición de aquellas que la practican, empleándose siempre como una forma de insulto y humillación, incluso entre las mismas prostitutas.

     En 1377 tuvo lugar juicio contra Francisca, esposa de un fabricante de espejos de la ciudad de Valencia, que fue demandada por Pere Transfort, barbero de la ciudad, por haber injuriado a su mujer llamándola vil, bagassa, gora, puta, pera, torta hull de caroll... Sin embargo, la fórmula que más se empleó y que mejor definía el oficio de prostituta fue la de “fembra pública, ço és, liurant son cos a molts públicament”, o bien, “fembres peccadrius que públicament estan a peccats”,tratando de identificar la prostitución con el pecado de lujuria.