SUEÑO Y RUEGO

Por Jesús Moya Casado

     No sé por qué, esta noche pasada he soñado con un profesor que tuve en mis tiempos de Facultad. Recuerdo que tenía dos tipos de gafas (unas para cerca y otras para lejos) exactamente iguales; se las cambiaba continuamente. Le llamábamos “el monje” por su planta beatífica; alto, muy alto y delgado, muy delgado; vestido con un permanente terno y corbata de un negro al que el brillo del tiempo le daba una visión de ajado…. pero con ¡qué monumental cultura la de aquel hombre!. Solía decir que además de Económicas, se debía aprender latín y griego, porque sino fuese así, aunque se aprobase, siempre sería un aprobado imbécil. Don Juan (don Juan Torres Barriopedro) fue encarcelado por pertenecer a una célula comunista de la que fue expulsado por protestar ante el partido reprochando a la cúpula la cantidad de gastos particulares del propio “buró”.

     En cierta ocasión le pregunté:

- don Juan, ¿cómo es que últimamente hay tan pocos santos?.

- Moya, léase el libro “El retorno de los brujos”.- contestó.

     El libro lo conservo y es uno de mis libros de cabecera.

     Qué pena que nos quedásemos huérfanos de su enciclopédica cultura.

     En el polo opuesto, tenemos otros “profesores”, que no alcanzan la categoría de adjuntos o asociados, pero eso sí: pedantes del odio, reptilianos y singularmente botarates. Cuando aparecen estos personajes y ante la novedad, hace albergar cierta esperanza, pero en su quehacer diario se ve su verdadera banalidad, vaciedad, insustancialidad, trivialidad, futilidad, superficialidad, insignificancia, irrelevancia e intrascendencia. Entre otras cuestiones por qué sus lemas son un tostón, su ideario alejado del ingenio, dogmáticos del rencor y por regla general, fracasados de la vida. Poco a poco hasta sus más acérrimos partidarios huyen de sus “lecciones” y sus afirmaciones hepáticas. De existir la Cátedra del Resentimiento y la Envidia, muchos de estos serían catedrático. Lo único en lo que destacan de un modo singular son como “machistas” y “colocadores” de los suyos. Amenazan, con las próximas elecciones del próximo mayo, en volver a erosionar, aburrir y cabrear al personal. Si mi sugerencia sirviera de algo, le sugeriría que, con el buen tiempo, la primavera y la recogida de la cereza, renuncie a representarnos de forma municipal. Y de esta forma, día a día, hoy una barbacoa, mañana chapuzón en la piscina, más tarde una charla distendida con los correligionarios… verá que bien se lo pasan y nosotros también. Pero, eso sí, sin ocupar espacios dedicados a la enseñanza y la inteligencia.

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