Història i tradició
Los condes de Pestagua y su vinculación con Xert.
Por Juan Antonio Micó Navarro
I.- Introducción.
En el centro de la población de Xert, marcando la divisoria entre la parte histórica y la correspondiente al crecimiento de los siglos XIX y XX, se alza un majestuoso y a la vez sobrio edificio de piedra de sillería conocido como "Palacio de los condes de Pestagua". La construcción arquitectónica se encuentra dividida en dos bloques que mantienen las mismas características de estilo renacentista, pero independientes entre sí. Una parte, de propiedad particular, denominada "casa del metge Garcia" por su penúltimo propietario, está siendo sometida a una acertada restauración por sus actuales propietarios. La segunda construcción de proporciones más grandiosas, es propiedad en la actualidad de la Cooperativa Agrícola de San Marcos.
Sin duda este palacio es, junto a la "Església Vella" dedicada a Nuestra Señora de la Asunción, que corona toda la población y el antiguo ayuntamiento, de factura renacentista, uno de los monumentos más emblemáticos de Xert.
El edificio ha llamado siempre poderosamente nuestra atención, haciendo que profundizáramos en su historia y nos preguntáramos quiénes eran y cómo llegaron los condes de Pestagua hasta este pueblo del viejo Maestrazgo de Montesa.
Tras años de paciente búsqueda y de ir estirando distintos hilos sueltos que no sabíamos cómo podían confluir, hemos llegado a desentrañar el misterio y a reconstruir la historia de esta familia y su vinculación con nuestro pueblo.
Las primeras pistas para la elaboración de este trabajo las encontramos en la Historia Eclesiástica de Chert, del erudito mosén Miguel Segarra Roca, quien nos hablaba de una importante familia, afincada en Xert, denominada Feliu y que había realizado notables donaciones a la parroquia.
Nuestra exposición la vamos a desarrollar en tres apartados que abarcan la historia de tres familias: los Calduch, originarios de Xert, que crearon el primitivo núcleo de la fortuna familiar (siglos XVI-XVII); los Feliu, familia perteneciente a la nobleza de la ciudad de Castellón, que a través del matrimonio de uno de sus miembros con una Calduch pasaron a instalarse en nuestro pueblo (siglos XVII-XIX) y los condes de Pestagua, que por entronque con la última representante de los Feliu entrarían a relacionarse con Xert, heredando sus propiedades y que darían nombre, por su mayor relevancia social, al palacio señorial.
II.- Los Calduch, origen de la fortuna y vínculo familiar con Xert.
Las noticias más antiguas que hemos localizado hasta la fecha relativas a la familia en Xert nos situan en el día 12 de diciembre de 1580 cuando Juan Calduch, casado con Isabel Ferreres e hijo de Pedro Calduch de l´Antich, funda un beneficio eclesiástico en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de esta población, bajo la invocación y en el altar de Nuestra Señora del Rosario, cuyo primer beneficiado sería su propio hijo Francisco.
Tres años más tarde, en abril de 1593, al tomar posesión del pueblo los caballeros de Calatrava Juan Pacheco y Juan de Quintanilla en nombre del Rey Felipe II, gran maestre de la Orden de Montesa, encontramos reseñados varios miembros de la familia Calduch ostentando cargos representativos. Así, Pedro Calduch, lugarteniente de bayle; Pedro Calduch de l´Antich o mayor, a quien consideramos padre y cabeza de la estirpe, como jurado y a Gabriel como lugarteniente de Justicia. Esto nos da una idea clara de que en esta época los Calduch ya tenían cierta relevancia social y económica.
En 1603 otro hijo de Pedro Calduch de l´Antich, Bernardo, funda otro beneficio en el mismo altar y bajo idéntica advocación que lo había hecho su hermano, ante el notario de Xert Francisco Ferreres. Estaba casado con Catalina Sanz, y sabemos por el documento fundacional, que reproduce Segarra Roca que tuvieron siete hijos.
Al iniciarse la construcción de la nueva iglesia de la población a mediados del siglo XVII, por haber quedado pequeño el templo gótico para el número de habitantes de aquella época, según consta en las Visitas Pastorales del siglo XVI y primeras del XVII, se comenzó por el presbiterio, las dos sacristías y las capillas adyacentes que se dedicarían a San Roque y al Santo Cristo o Dulce Nombre de Jesús. De este último altar del Santo Cristo que tras la pasada guerra civil se dedicó a San Vicente Ferrer, por haberse arrasado su ermita gótica, Segarra Roca afirma que:
"es muy verosimil que fue costeado por los caballeros Don Pedro y su hijo Don Bernardo Calduch y por el notario Don Juan Sanz, pues ellos y sus descendientes conservaron el derecho de sepultura... "
Descendiente y heredera del patrimonio de esta familia fue Eugenia Calduch y Sanz quien contrajo matrimonio con Francisco Feliu y Berga, natural de Castellón, siendo los Feliu, a partir de esta unión, los principales contribuyentes de nuestro pueblo.
III.- La familia Feliu: sus antecedentes castellonenses y su intalación en Xert.
La familia Feliu tuvo una posición preeminente en la ciudad de Castellón desde finales del siglo XIV, perteneciendo al estamento de "ciutadans". Así, ya en 1382 encontramos a Guillem Feliu, notario, elegido escribano del "Consell de la ciutat".
Desde esta época dispusieron en Castellón de un amplio patrimonio mueble e inmueble, del cual puede servir de ejemplo la denominada "Casa Gran", que subsistió hasta finales del siglo XIX, situada extramuros de la ciudad.
Cosme Feliu y Albiol, natural de la ciudad de Castellón, que heredó la condición de noble que había obtenido su padre, casó con Josefa Berga y Arrufat, natural de La Jana. De este matrimonio sabemos que nacieron dos hijos: el mayor, personaje clave para nuestra historia se llamó Francisco Feliu y Berga, nacido en Castellón hacia 1650; el segundo varón, Vicente, se instalaría en la ciudad de Morella.
Francisco casó en 1657 con Eugenia Calduch y Sanz, natural de Xert, en la iglesia parroquial de nuestro pueblo. De este matrimonio nacieron tres hijos llamados Bernardo, José y Josefa. Eugenia otorgó testamento en la ciudad de Castellón el 2 de abril de 1681, ante el notario de dicha ciudad Jaime Cases. En él nombraba herederos a su marido e hijos pero creaba una fundación para ayudar a los pobres de Xert. Para ello dejaba un legado de 200 libras, de las cuales el rector de la parroquia y los regidores del pueblo percibirían 10 libras anuales, que debían repartir en pan entre los más necesitados, en las festividades litúrgicas de Santa Catalina y San Vicente Ferrer.
En 1683 Francisco Feliu solicitó y obtuvo su ingreso como caballero de la Orden de Santa María de Montesa. A través del expediente, conservado en el Archivo Histórico Nacional, hemos podido conocer muchos datos sobre sus ascendientes.
No sabemos exactamente cuándo se instalaron los Feliu de forma permanente en Xert, aunque creemos que debió ser hacia 1657 a raíz de dicho matrimonio. Este dato, junto con una inscripción, ubicada sobre el dintel de piedra de una ventana lateral del palacio de Xert, en la parte denominada como "casa del metge Garcia", en la cual consta el año 1687, nos permite afirmar que en la segunda mitad del siglo XVII estaban ya instalados y con una casa que se correspondía a su categoría social.
Gimeno Sanfeliu nos aporta un dato muy interesante sobre la fortuna de Francisco Feliu y Berga, como es que poseía el dominio directo de la masía de "Les Clapises" en Xert. Lo que ignoramos es si la citada propiedad había pertenecido a los Calduch oriundos del pueblo y había pasado a éste como dote de su mujer, o fue adquirida por él.
Bernardo Feliu Calduch, hijo primogénito y heredero de la mayor parte de los bienes del patrimonio familiar, debió nacer con anterioridad a 1696 y sería el que seguiría incardinado a Xert. Así nos lo confirman las partidas de nacimiento y defunción localizadas en el Archivo Parroquial de Xert, por las cuales sabemos que casó con Luisa Abril, natural de Sagunto, de la que tuvo dos hijos: el mayor, llamado Francisco, que continuaría residiendo en Xert y Teresa.
El 30 de julio de dicho año nació en Xert el segundo de los hijos de Francisco y Eugenia, llamado José, quien llegaría a ser más tarde arcediano y pavorde de la catedral de Tortosa. En su testamento dejaba un legado consistente en una manda pía que debía repartirse entre los pobres de Xert, La Jana, Traiguera, Cálig y Morella. Sobre la importancia de esta manda pía tenemos una noticia datada en 1776, donde el administrador de la misma, el presbítero José Ferreres, residente en Xert, da cuenta al obispo de Tortosa, de la gestión de dicho legado entre 1768 y 1774, en cuyo período había producido 13.660 libras, 18 sueldos y 3 dineros, repartidos, según los deseos del fundador.
El continuador de la rama asentada en Xert fue Francisco Feliu y Abril, nacido en Sagunto en 1719. Este contrajo matrimonio con María Francisca de la Figuera y Alcover, natural de la Torrecilla de Alcañiz. En Xert nacieron sus hijos. La mayoría murió prematuramente y sólo tenemos constancia de la supervivencia de Joaquín Antonio y María Gabriela.
El 8 de julio de 1780 fallecía en Xert María Gabriela Feliu, a la edad de 23 años, quien había casado con Cristóbal Más, natural de Castellón, siendo enterrada en la sepultura familiar de la capilla del Santo Cristo o Dulce Nombre de Jesús.
Sucesor de la familia en Xert sería Joaquín Antonio Feliu de la Figuera, quien casó con Narcisa Más, hermana de su cuñado Cristóbal, también natural de Castellón. De esta unión nació, en octubre de 1780, una hija llamada María Francisca.
Joaquín Antonio debió quedar pronto viudo de su primera esposa, pues en abril de 1791 tenía una nueva hija, nacida en Xert y bautizada con los nombres de Josefa María, que moriría en 1793, cuya madre consta en la partida de bautismo que fue Micaela Grau y Villadomar, natural de Benasal. De nuevo en febrero de 1794 serían padres de una niña, a la que impondrán los nombres de Josefa Joaquina.
Creemos que fue Joaquín Antonio Feliu quien remodeló el palacio señorial de Xert, en el que habitaba regularmente con su familia. Nos basamos en que en el balcón central de la fachada de la parte que hoy pertenece a la Cooperativa Agrícola de San Marcos, se puede observar una inscripción en la que consta el año 1796, que corresponde a la época en que lo habitaba este Feliu. No obstante, el edificio en sí data del siglo XVII, tanto porque corresponde a los cánones arquitectónicos de la época, como por presidir su entrada, sobre el arco que daba paso a las caballerizas, un escudo de los Berga, familia materna del primer Feliu que moró en el pueblo. Este emblema heráldico debió ser incorporado al palacio de Xert en la época de su construcción, pues está perfectamente integrado en el conjunto, no superpuesto.
Joaquín Antonio y Micaela tuvieron cinco hijos más, de los cuales tan solo sobrevivió Antonia, nacida en 1804.
Entrando en el nuevo cementerio de Xert, a mano derecha y en la tercera tramada, con una lápida que denota ser la de mayor antigüedad del recinto mortuorio, hemos localizado la sepultura de Joaquín Antonio Feliu, último vástago masculino de la familia. En ella consta que falleció el 8 de diciembre de 1820, a los 71 años de edad.
Su única hija superviviente y heredera de la fortuna familiar fue Antonia Feliu y Grau, quien contrajo matrimonio con Joaquín Miquel y Polo, natural de Benicarló y perteneciente a una ilustra familia de esta población, donde se instalaría el matrimonio. No obstante Antonia Feliu mantuvo a lo largo de su vida una profunda relación con su pueblo natal, en donde poseía cuantiosos bienes.
De esta unión nacería en Benicarló, en 1833, una hija llamada María de la Concepción Miquel y Feliu, en quien ya se perdió el apellido definitivamente.
En 1859 Antonia Feliu, ya viuda, regaló a la parroquia de Xert una magnífica custodia de plata, incautada en la pasada guerra civil y que no se pudo recuperar tras finalizar este conflicto bélico, pero de la que afortunadamente se conserva una reproducción fotográfica que nos permite admirar su valor artístico y crematístico.
María de la Concepción Miquel y Feliu contrajo matrimonio con Joaquín Rodríguez de Valcárcel y Castillo, conde de Pestagua. De nuevo las propiedades de los Calduch-Feliu pasaban, por matrimonio, a una nueva familia que se convertía en la principal terrateniente de Xert.
IV.- Los condes de Pestagua. El final del vínculo familiar con Xert.
Los condes de Pestagua descendían de una antigua y noble familia de Auzuola: los Madariaga.
Uno de sus miembros, Andrés de Madariaga y Álvarez Mondragón, fue nombrado abogado de Indias en 1767, por lo que cremos que en esta fecha debía residir ya en la ciudad de Cartagena de Indias.
Su hijo Andrés de Madariaga y Morales, fue el primer conde de Pestagua, título concedido por Real Orden en 1770. Cuatro años más tarde, en enero de 1774, se le concedería facultad para fundar mayorazgo.
En 1830 ostentaba el título Joaquín Rodríguez de Valcárcel y López Tangle, casado con Ana Castillo y Fernández de Velasco natural de Gandía.
De esta unión nació el 12 de septiembre de dicho año, en Catadau, donde sus padres poseían distintas propiedades y se encontraban accidentalmente, Joaquín Rodríguez de Valcárcel y Castillo, que heredaría el título de conde de Pestagua. Se dedicó profesionalmente al ejército, en concreto al arma de artillería, obteniendo la Cruz de primera clase de San Fernando y la de San Hermenegildo, retirándose del servicio activo en 1868 con el grado de teniente coronel.
Casó en primeras nupcias con María de la Concepción Miquel y Feliu. Aunque no tenemos seguridad de la fecha apuntamos que la unión debió de celebrarse hacia 1860, porque en la "Església Vella" de Xert se conserva un pedazo del manto que llevaba la antigua imagen de la Virgen de los Dolores. Según tradición oral, este manto estaba realizado con el traje de novia de la Condesa. Es de terciopelo negro y lleva un bordado en hilo de oro con una inscripción que dice:
"A espensas de la M. I. Sra. Dña. María de la Concepción Miquel y Feliu, Condesa de Pestagua. Año 1862".
Así mismo, sabemos que dicha señora había otorgado poderes para que su marido administrara en su nombre sus propiedades, ante el notario de San Mateo Juan Bautista Brau, con fecha 9 de septiembre de 1860.
También regaló a la parroquia una talla de madera polícroma del Sagrado Corazón de Jesús, que presidió la capilla de la Comunión.
Al dejar el conde la carrera militar el matrimonio se instaló en su casa de la calle del Mar número 109, piso principal, de la ciudad de Valencia, donde fallecería la condesa el 8 de abril de 1871 a los treinta y ocho años. De su matrimonio nació un hijo, al que se le impuso el nombre de Joaquín Rodríguez de Valcárcel y Miquel, que le premurió.
Cuatro años más tarde, el 21 de diciembre de 1875, moría en el mismo domicilio, propiedad del conde de Pestagua, Antonia Feliu y Grau, a los setenta y un años. Con ellas se extinguía la línea directa de esta rama de los Feliu y su considerable patrimonio en Xert y las propiedades que habían conservado en Castellón, pasaban al yerno y viudo, Joaquín Rodríguez de Valcárcel. Según una relación fechada en 1890 podemos ver que poseían 17 masías, 19 casas (entre las cuales se encontraba la casa palacio de la calle Valencia), 5 molinos, 1 bodega, 4 corrales, 1 horno, 2 pajares y múltiples trozos de huerta y olivares, convirtiéndose en el principal propietario y contribuyente, por lo que no es extraño que el antiguo palacio de los Feliu pasara a denominarse en adelante "palau del comte de Pestagua".
Al quedar viudo a los cuarenta y un años de edad, Joaquín Rodríguez de Valcárcel contrajo nuevas nupcias con María del Milagro de León y Liñán, hija de los condes de Belascoín, quien heredaría de su familia más adelante el título de marquesa de la Roca. De este matrimonio nacieron cuatro hijos llamados: Pilar, Joaquín, Milagro y José Antonio. El hijo mayor varón, Joaquín, era aún menor de edad cuando falleció su padre, el 3 de junio de 1895, y debió fallecer muy joven , pues el título lo heredó su hermano José Antonio, quien falleció también joven y sin sucesión en 1914.
Sabemos, por tradición oral, que la condesa viuda y sus hijos, pasaban temporadas estivales en esta casa de Xert, teniendo incluso en Valencia personal de servicio doméstico que procedía de nuestra población.
Al morir los dos hijos varones sin descendencia el título de conde de Pestagua paterno y el de marquesa de La Roca materno recayeron sobre la hija mayor, María del Pilar, quien había contraído matrimonio en 1907 con Fernando Nuñez-Robres y Galiano, VI marqués de Montortal, en cuya familia se conservan en la actualidad.
Así, al perder el arraigo con Xert y Castellón que los Feliu habían mantenido desde el siglo XVII y pasar las propiedades a la casa de Pestagua primero y Montortal después, los herederos vendieron el patrimonio de Xert a la gente del pueblo. Finalizaba una relación que había durado más de dos siglos.
No queremos acabar este trabajo sin dar las gracias a Isidro Ferreres Sanz, y a Ester y Remedios Zaragozá Beltrán, que nos han facilitado algunos documentos relacionados con el tema y a Juan Ferreres Ferreres que nos ha permitido reproducir las fotografías de los condes de Pestagua que heredó de su madre.
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