Los arquitectos castellonenses Traver y sus proyectos urbanísticos para Xert
Por Juan Antonio Micó Navarro
I.- Introducción
En el programa de fiestas de Xert correspondiente al año 2003, en el artículo que publicamos en memoria de doña Mercedes Beltrán y en el que reconstruíamos su biografía y expresábamos el agradecimiento de nuestro pueblo por la donación que ella y su marido don Francisco San Miguel hicieron a Xert de un nuevo edificio parroquial en 1962, así como por la fundación benéfica que han creado, hablábamos de un intento anterior de construcción de un nuevo edificio parroquial que no había llegado a cuajar y que, siguiendo la obra de mosén Miguel Segarra, datábamos hacia 1940.
Mosén Miguel decía en la Historia Eclesiástica de Xert que publicó en 1949: “Hubo a principios de la liberación un conato de construcción de un nuevo templo parroquial, que había de emplazarse en punto más céntrico de la población. Uno de sus más fervorosos patrocinadores fue el Ilmo. Sr. Don Federico Ferreres Folch, hijo preclaro de este pueblo y lustre del clero valenciano. Hechas las oportunas diligencias, el ilustre arquitecto diocesano Sr. Traver, a instancias de Don Federico, trazó el plano de la que había de ser iglesia parroquial y casa abadía. A pesar de su interés, mejor dicho, necesidad, el proyecto no cuajó y el plano magníficamente trazado por la competente mano del Sr. Traver está depositado en la Sala Consistorial del Ayuntamiento de este pueblo, esperando que el entusiasmo y la buena voluntad del vecindario de Chert lo ponga en ejecución.”
Efectivamente, el plano, datado en el año 1939 y firmado por Vicente Traver y Tomás, se conservaba en el Antiguo Ayuntamiento y pudimos hacer fotocopia del mismo. Como veremos más adelante, se trataba de una magnífica construcción historicista o ecléctica, de marcado estilo neogótico, con casa abadía adjunta que no llegó a construirse por el delicado momento económico por el que atravesaba España en la posguerra y en especial las poblaciones rurales como Xert.
Pero ¿fue ajeno el pueblo y el Ayuntamiento a este proyecto, como parece apuntar mosén Miguel Segarra, que da a entender que se debió la realización del mismo únicamente al interés de mosén Federico Ferreres? La documentación municipal que hemos consultado nos demuestra que no es exacta esta afirmación sino que el Ayuntamiento también se interesó por solicitar de las altas instancias eclesiásticas la realización de dicho proyecto arquitectónico y que, unos años más tarde, en 1958, se encargaría al hijo del mencionado arquitecto, Vicente Traver González-Espresati la realización de dos nuevos proyectos urbanísticos para Xert: uno para la fuente del Molinar y su entorno, que se llevaría a cabo, y otro para el Paseo de la Independencia, del cual no se pudo llevar a término sino una mínima parte dado su elevado coste y que, por su belleza, quizá sería bueno rescatar, con tres terrazas separadas por escaleras, una fuente y un abrevadero.
Hemos creído interesante dar a conocer estos tres proyectos urbanísticos, prácticamente desconocidos hasta la actualidad, y contextualizarlos con la documentación que, procedente de los Libros de Actas Municipales y del Expediente de presupuesto extraordinario para 1958, hemos encontrado en el Archivo Municipal de Xert.
No podemos comenzar nuestro trabajo sin agradecer nuevamente a Benita Beltrán, Teresa Beltrán, Vicente Ferreres y Pablo Meseguer, su amabilidad y las facilidades que en todo momento nos han dado para consultar los documentos del Archivo Municipal y poder fotocopiar los planos que, por primera vez desde que ingresaron en dicho fondo, salen a la luz pública.
II.- El proyecto para una nueva iglesia parroquial de Traver y Tomás (1939)
La idea de ampliación del antiguo templo parroquial o Església Vella, como la conocemos actualmente, ha sido recurrente a lo largo de los siglos, debido al aumento de la población y a los caprichosos cambios de las modas y estilos artísticos.
No vamos a extendernos en un tema que alargaría innecesariamente este artículo, pero sí daremos algunas noticias que nos demuestran que la parroquia de Xert ha sido un ente vivo y cambiante a lo largo del tiempo.
Sabemos que el primitivo edificio data de los siglos XIII a XV y que pertenece al estilo gótico denominado “de reconquista” con arcos diafragmáticos y posible techumbre de madera, de la cual creemos haber localizado una biga con restos de policromía. Esta sería sustituida, en una intervención posterior, por bóveda de crucería. De esta época gótica conservamos el primer tramo o crujía que correspondería, según el arquitecto Arturo Zaragozá Catalán, especialista en el gótico valenciano y que ha estudiado técnicamente el edifico, al antiguo presbiterio, orientado hacia el este, en los pies de la actual nave central, o sea en lo que conocemos por Pati Nou. Junto a él se conserva también la antigua sacristía y una ventana de tradición románica que nos dan idea de la antigüedad del edificio.
A lo largo de los siglos XVI y XVII los obispos de Tortosa insistieron, en las diferentes visitas pastorales que realizaron a Xert, en la necesidad de construir un nuevo edificio, pues el existente resultaba pequeño para la población del momento. Así, en la realizada el 5 de enero de 1630 se dice que: feren relació lo rector i jurats que ja anaven amanint lo pertret i que tenien ja molta cosa de morter i altres pertrets.
El contrato para la construcción del actual edificio renacentista, que publicó mosén Miguel Segarra en el Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura en 1930, está datado en 1638 y firmado por el maestro de obras Esteve Ganaut y los Jurats de Xert. La construcción se alargaría hasta 1691, con algunas interrupciones. Entre 1691 y 1694 el maestro de obras Pau Simó, constructor de la capilla de Nuestra Señora de la Cinta de la catedral de Tortosa, concluiría la fábrica nueva con la construcción de la Capilla de la Comunión. En el siglo XVIII se construirían los retablos barrocos debidos a la familia de artistas Ochando de Almassora.
En el siglo XIX, concretamente el 7 de enero de 1856, se produjo un incendio fortuito que, según relatan Arasa Barberá y Segarra Roca, destruyó completamente el Altar Mayor barroco y afectó a todo el presbiterio e incluso al órgano. Aún pueden verse los desperfectos causados por el fuego en un armario empotrado de la sacristía de la derecha del altar, en las nervaduras góticas del presbiterio, así como en el arco de piedra de sillería que se ha recuperado hace unos días, con motivo de las obras que actualmente se están realizando para acondicionar las sacristías y el trasagrario como lugar de exposición de la colección museográfica, recientemente catalogada bajo la supervisión del profesor Joan Feliu de la Universitat Jaume I, por Ana Belén Carregui y Casto Sorlí.
Curiosamente, en el año 2005 se publicó en el Boletín del Centro de Estudios del Maestrazgo una comunicación presentada por Inocencio Cardiñanos Bardeci a las IX Jornades d´Estudi del Maestrat, celebradas en octubre de 2004 en Peñíscola, en la cual daba a conocer un proyecto del arquitecto José Cuenca Ostalot, a quien se encargó la reconstrucción del templo tras el incendio. Este arquitecto presentó, el 20 de octubre de 1856, cuatro diseños para la construcción de un edificio de nueva planta en estilo neoclásico, con un presupuesto total de 238.000 reales que afortunadamente fue rechazado por la Real Academia de San Carlos de Valencia, la cual tenía que autorizarlo. Por ello se procedió únicamente a la reconstrucción de la parte dañada: la techumbre de la nave central correspondiente al altar mayor y sacristías, la construcción de un pesado retablo neoclásico de escaso mérito artístico, desaparecido en 1936 pero del que conservamos una fotografía, y la reparación del órgano que, debido a su ubicación en un balcón en el centro de la nave principal, había sufrido los efectos del devastador incendio. No obstante, gracias al celo de la Real Academia de San Carlos, podemos hoy enorgullecernos de que haya llegado hasta nosotros el histórico monumento gótico-renacentista.
No habría nuevos intentos de construcción de un edificio de nueva planta hasta la finalización de la Guerra Civil de 1936-1939, en que dado el deterioro que sufrió el templo, en especial con la pérdida de su patrimonio mueble: los retablos barrocos de los Ochando y el altar mayor neoclásico, la desaparición de la valiosa custodia de plata regalada en 1859 por doña Antonia Feliu y Grau, la quema de la mayor parte del archivo parroquial y la destrucción del órgano, se comenzó a pensar en una nueva edificación en la parte llana de la población.
No obstante, además del deseo que demuestra en este sentido mosén Miguel Segarra y la intervención en este proceso de mosén Federico Ferreres Folch, natural de Xert y persona muy bien situada en la curia eclesiástica valentina fue el pueblo, a través del Ayuntamiento de Xert, quien realizó las gestiones oportunas para que se hiciera un nuevo templo y no “se depositó” como afirma mosén Segarra, en el ayuntamiento, como si esta institución hubiera sido ajena o un mero espectador del proceso. Quizá influyó en este deseo el crecimiento constante de la población hacia la parte llana, que en aquel momento era mucho mayor que la histórica, la que actualmente conocemos como poble vell.
Así, hemos localizado referencias claras relativas a estas gestiones en los Libros de Actas que se conservan en el Archivo Municipal de Xert. El día 14 de abril de 1938 Xert fue ocupada de las tropas nacionales bajo el mando del general Camilo Alonso Vega. Pocos días después, el nuevo ayuntamiento se reunía y trataba entre otros temas el estado del templo parroquial, como consta en el Acta del Ayuntamiento de fecha 30 de abril de 1938:
“Seguidamente, a propuesta de la Presidencia, se expuso a la Corporación la necesidad de reconstruir lo que se pueda en bien de la Iglesia Parroquial de esta villa y por unanimidad se acordó poner toda la labor que esté al alcance de esta Corporación y para tal efecto, en representación de la misma, se nombra al 2º teniente de alcalde para llevar a cabo tal misión”.
El 6 de julio de dicho año, el Ayuntamiento acuerda:
“Formalizar un proyecto de obras y solicitar su construcción por cuenta del Estado o Diputación provincial, consistente” entre otras muchas cosas en:
“8º Construir una Iglesia en la calle [espacio en blanco] por hallarse destruida la antigua y comunicar esta resolución al Sr. Obispo de Zaragoza, para que nos de instrucciones y el apoyo necesario para que sea subvencionada por el Estado”.
Aquí nos surge de inmediato una pregunta: ¿Por qué se dirigen al arzobispo de Zaragoza y no al obispo de Tortosa o al arzobispo de Tarragona, de quien depende Xert eclesiásticamente? No tenemos una respuesta clara pero podemos avanzar una hipótesis que tendríamos que corroborar. Es la siguiente: tanto el obispo de Tortosa que era don Félix Bilbao Ugarriza, quien había tomado posesión en 1926 y, acabada la guerra volvería a su diócesis, como el arzobispo de Tarragona don Francisco Vidal y Barraquer, que se encontraba exilado en Italia, permanecían en esos momentos fuera de sus diócesis, pertenecientes a la zona republicana. Además el arzobispo de Zaragoza era don Rigoberto Doménech Valls, natural de Alcoi. Había sido canónigo de la catedral de Valencia en 1903 y rector del seminario diocesano desde 1906 a 1916. Más tarde sería nombrado obispo de Mallorca y en 1924 arzobispo de Zaragoza. Debía ser amigo personal de mosén Federico Ferreres Folch quien ocupó también una plaza de canónigo en el cabildo catedral de Valencia en 1911 y fue vicecanciller de la Universidad Pontificia de Valencia, por lo que coincidieron durante algunos años en sus cargos.
En una caja del Archivo Municipal, que lleva por título Obras públicas (1930-1938), hemos encontrado un documento dirigido por el alcalde de Xert, Santiago Adell Marqués, al ayudante de montes de la Provincia de Castellón. En él expone que:
“Este pueblo, al que represento, tiene que lamentar la destrucción total de una pequeña Iglesia que estaba a la entrada del pueblo [se refiere a la ermita de San Vicente] y parcialmente la Iglesia Mayor, la cual está situada en la parte más alta, y en las afueras del pueblo.
Este Ayuntamiento, visto el estado deplorable en que han quedado las dos Iglesias, se propone construir una en el centro del pueblo de nueva planta, para lo cual se necesita grandes aportaciones y muchos sacrificios por parte de todos los vecinos de este pueblo, y entre otras muchísimas cosas, se necesita gran cantidad de madera, no solamente para construir las aguas, sino para carpintería, andamios, altares, etc.
Además este Ayuntamiento tiene también en proyecto la construcción de unos lavaderos en la parte baja del pueblo, por la carretera de Canet.
Como en el monte de este pueblo denominado “Turmell” se declaró un incendio a primeros de Abril último, y consecuencia del mismo existen muchísimos pinos muertos, es por lo que a V.
Suplica: Que previo los trámites que crea convenientes, se digne autorizar a este Ayuntamiento, el aprovechamiento de quinientos (500) pinos para atender en parte a las necesidades anteriormente expuestas.”
No sabemos la respuesta que tuvo esta petición, pero unos días más tarde, el 23 de julio, se consigna en los Libros de Actas, que el pleno del Ayuntamiento acuerda:
“Nombrar comisionados a los concejales Don Manuel Ferreres, D. Vicente Beltrán, Blas Ferrer y Julián Ferreres para trasladarse a Zaragoza para solicitar de las autoridades superiores Eclesiásticas sea confeccionado el plano por cuenta del Estado para la construcción de una nueva Iglesia que se tiene proyectada”.
No encontramos más información sobre el mencionado proyecto en los Libros de Actas, ni sabemos cómo ni quién se lo encargó al arquitecto Vicente Traver Tomás aunque posiblemente sería mosén Federico Ferreres Folch, pues al ser nombrado Traver arquitecto diocesano de Valencia, tendría una relación privilegiada con el mismo. Tan sólo conocemos la existencia del plano que se conservaba enmarcado en el viejo edificio del Ayuntamiento y que no sabemos, después de los diversos traslados que ha sufrido la institución municipal y su archivo: primero al antiguo cuartel de la Guardia Civil y luego a su ubicación actual, dónde se encuentra. Afortunadamente, lo fotocopiamos en 1989 para colocar dicha reproducción en la exposición: L´Església Vella de Xert (1389-1989). Sis segles de Història i Patrimòni y que ahora damos a conocer en este trabajo.
Vicente Traver Tomás, el autor del plano, es uno de los más prestigiosos arquitectos españoles del siglo XX y, desde luego, el más importante de Castellón. Hombre polifacético, cultivó también la historia y participó activamente en la vida política y cultural de la ciudad de Castellón.
Nacido en dicha ciudad en 1888 estudió arquitectura en Madrid, donde obtuvo la licenciatura en 1911. Dos años más tarde era nombrado arquitecto de la Comisión Regia de Turismo.
En 1920 fue uno de los fundadores de la Sociedad Castellonense de Cultura, entidad que tanto ha contribuido, a lo largo de los años, a la revitalización de nuestra historia y cultura.
En 1925 ganó el concurso para la realización del Plan de ordenación urbana de Castellón y un año más tarde, en septiembre de 1926, lo encontramos instalado en la ciudad de Sevilla, donde sustituyó al también arquitecto Aníbal González, como responsable de la Exposición de Sevilla, diseñando Traver el proyecto del Casino de la Exposición Iberoamericana de 1929, así como las fuentes de la Plaza de España y la de las Cuatro estaciones de la ciudad andaluza.
En 1935 intervino, junto a Gómez Davó y J. Goerlich, en la construcción de la sede central del Banco de Valencia, situada entre las calles de las Barcas y Don Juan de Austria. A él se debe el diseño de la fachada historicista.
En 1938 se le encargó el proyecto para la reconstrucción de la actual concatedral de Santa María de Castellón, para el que se basó en el templo gótico original. Este proyecto sería continuado por su hijo Vicente Traver González-Espresati y finalizado hace muy poco tiempo por su nieto Juan Ignacio Traver de Juan, ambos arquitectos.
En 1939, año en que diseñaría también la nueva iglesia de Xert, sería nombrado arquitecto diocesano de Valencia, siendo suyo el proyecto de reconstrucción del Palacio Arzobispal así como del Seminario Metropolitano de Valencia ubicado en la población de Moncada.
También se le encargó en Tortosa el diseño y construcción del nuevo Seminario Diocesano.
Desde 1939 a 1942 fue alcalde de la ciudad de Castellón, siendo así mismo quien diseñó el edificio de la Diputación Provincial y fue nombrado miembro de distintas academias científicas como la Real Academia de Bellas Artes de de San Fernando de Madrid y la de Santa Isabel de Hungría de Sevilla.
En 1958 el Ayuntamiento de Castellón le publicó su obra titulada Antigüedades de Castellón de la Plana, donde puede apreciarse su gran erudición histórica y de la cual pudimos extraer abundantes datos sobre la familia Feliu y los condes de Pestagua, tan relacionados con Xert.
Por ello, el proyecto para la construcción de una nueva iglesia en Xert constituye un hecho singular, pues se trata de un arquitecto de gran prestigio.
Desafortunadamente, no hemos localizado la memoria técnica que debió acompañar al plano del edificio, pero describiremos minuciosamente su estructura. Según éste el solar que debían ocupar el nuevo templo y la casa abadía adjunta era de 28x36 m. o sea 1.008 m². El plano está realizado en escala 1:200 y fechado el 10 de noviembre de 1939.
Podemos apreciar, a la derecha del mismo, la fachada del templo, con dos esbeltas torres que flanquean un pórtico de entrada con columnas, sobre el cual se abre una doble ventana que, suponemos, llevaría sendas vidrieras.
En la parte izquierda del plano está diseñada la distribución interior del espacio. Entrando en el templo, a la izquierda, se sitúa la pila bautismal. Frente a ella, al lado derecho, hay diseñada una capilla de igual volumetría. A continuación se abrían dos puertas: la de la izquierda daba paso a una galería que recorría toda la longitud del edificio y servía para dar acceso, tanto al templo como al resto de dependencias parroquiales: casa del párroco, despacho, salón parroquial, etc. A la derecha del templo observamos otra puerta lateral de acceso con gradería para acceder al edificio que, se supone, estaría situado en lugar exento junto a una calle y no entre edificios como la actual.
Después hay diseñadas cuatro capillas laterales situadas entre las columnas de sustentación de la nave central y, al fondo, el presbiterio con el Altar Mayor, al cual se accede por escalones que lo elevan del resto de la nave. A ambos lados se abren dos puertas: una, la de la derecha, da acceso al recinto destinado a contener el archivo parroquial y la de la izquierda a la sacristía, la cual comunica también con la galería que vehicula todo el conjunto.
En la parte izquierda del plano observamos, en primer lugar la casa abadía. Su fachada nos indica que tiene tres plantas: una baja, un primer piso con balcón a la calle y la planta tercera o angorfa como se denomina aquí en Xert. A continuación de la casa parroquial hay diseñado un patio de servicio para la misma, después el despacho parroquial, lo que da independencia a la vivienda; le sigue un amplio salón para actividades y reuniones, un almacén y los servicios higiénicos, todo ello con acceso por la ya mencionada galería.
No cabe duda que fue una lástima que no se rescatara el proyecto de Traver cuando, finalmente, se construyó el templo actual en 1962.
III.- Los proyectos para la urbanización de la fuente del Molinar y el paseo de la Independencia de Vicente Traver González-Espresati (1958)
Diecinueve años después del proyecto de construcción de una nueva iglesia, el Ayuntamiento de Xert encargó al hijo de Traver y Tomás, el también prestigioso arquitecto castellonense Vicente Traver González-Espresati, dos nuevos proyectos urbanísticos: uno destinado al entorno de la fuente del Molinar, el cual se llevaría a cabo, y un segundo proyecto para la urbanización del Paseo de la Independencia que, después del derribo en 1936 de la ermita de San Vicente, que obstaculizaba su apertura definitiva, por hallarse en el centro de dicha paseo, requería una ordenación y alineación de su espacio central como lugar de esparcimiento y símbolo de la nueva expansión de la población en el llano. Este segundo proyecto no pudo llevarse a cabo en su totalidad debido, como veremos, al alto coste económico que suponía y que la población, por sus propios recursos, no pudo asumir.
De nuevo recurrimos a la documentación conservada en el Archivo Municipal de Xert, en especial a los Libros de Actas y a un Expediente instruido con motivo de la formación del presupuesto extraordinario para efectuar obras de urbanización en la villa y en el recinto de la Fuente del Molinar, por medio del Superávit del presupuesto ordinario de 1957 y Subvención del Estado, datado en 1958. Junto a este Expediente, hemos encontrado los dos proyectos redactados por Traver González-Espresati, que describiremos detalladamente.
El Ayuntamiento de Xert, presidido por el alcalde José Folch Adell, se planteó en 1958 tres proyectos urbanísticos de los cuales, debido a la falta de recursos económicos, no se llegaron a realizar más que uno y un segundo parcialmente. Estos consistían en obras de alineación y ensanche de la parte nueva de la población, construcción del alcantarillado, del que carecía Xert hasta ese momento, y la explanación y embellecimiento de los alrededores de la fuente del Molinar. El de alcantarillado, como veremos, se aplazó para más adelante, a pesar de la importancia que para la salubridad e higiene de la población reconocen que tiene. El de la fuente del Molinar se llevó a cabo con el dinero procedente del superávit del año anterior y en el de alineación y ensanche sólo se invirtieron 50.000 pesetas de una subvención obtenida del Estado, en la realización de una mínima parte del proyecto Traver para el Paseo de la Independencia.
La primera noticia que hemos localizado en los Libros de Actas data del 5 de marzo de 1958. Dice así:
“Seguidamente por el Sr. Alcalde se inició la deliberación respecto a la necesidad de dar comienzo a la tramitación del proyecto de construcción de alcantarillado para evacuación de las aguas pluviales y residuales, sobre cuyo asunto se ha venido hablando desde hace tiempo, por ser éste un problema de primerísima importancia para la salubridad de la población. Considerándose únicamente por todos los señores concejales que un proyecto de tal naturaleza tramitado para la subvención del Estado a través del Ministerio de Obras Públicas, forzosamente había de ser de muy lenta realización, incompatible esta lentitud con la urgencia de llevar unas atenciones sanitarias de tanta trascendencia y de que tan necesitada se halla la población, y por otra parte dadas las características de esta villa y la inclinación natural de sus vías públicas, el coste de las instalaciones no sería desproporcionado con la capacidad económica de los propietarios que habían de beneficiarse por la mejora, se acuerda por unanimidad efectuar las obras expresadas por el Ayuntamiento, utilizando para la financiación de las mismas las contribuciones especiales por aumento de valor de los inmuebles.”
El Acta del 17 de marzo comienza diciendo que se ha recibido un comunicado en el Ayuntamiento en que se informa a éste de la concesión de una subvención de 50.000 pesetas para obras de urbanización: “La subvención de referencia ha sido concedida a la vista de la oportuna solicitud que fue cursada en su día y con el fin de llevar a efecto un proyecto de alineación y ensanche del pueblo de Chert formulado por el Arquitecto D. Luis Ros de Ursinos, proyecto cuyo presupuesto asciende a la suma total de 79.120 pesetas”. Y añade el Acta: Además… existe también [la necesidad] de efectuar las mejoras de que se ha venido tratando en otras ocasiones relativas a la apertura de una zanja o acequia en la Fuente del Moliná (sic), para intentar acrecentar el caudal de agua potable de que se surte la población, efectuar la explanación y obras de consolidación y ornato del paraje donde se halla la expresada fuente, lugar de esparcimiento de los habitantes de la villa… Y, finalmente, una de las mejoras de más trascendencia y más esperadas por los vecinos de Chert, es la de la construcción de alcantarillado, con cuya mejora, completando la alineación y ensanche de cuyo proyecto hemos tratado al principio, daría a la población las necesarias condiciones de salubridad y atrayente perspectiva…”
Llama poderosamente la atención el cuidado lenguaje y buena redacción de las Actas del Ayuntamiento de Xert de este año 1958, con constantes referencias a las leyes de administración local y a los artículos correspondientes. Su autor es el secretario de dicho momento, Rafael Gardo Vidal que será sustituido, al finalizar el año, por el ayudante de secretaría y secretario accidental Angel Cuartiella Ferreres, quien firmará los últimos documentos del Expediente citado.
También queremos resaltar los cambios que se realizaron en cuanto al personal técnico encargado de la redacción de los proyectos urbanísticos. Así, en el Acta de 26 de marzo se habla de que todo proyecto deberá constar de los correspondientes planos, presupuesto de realización, memoria, etc., y “en este aspecto contamos ya con el proyecto de alineación de ensanche formulado por facultativo, y según referencia del Sr. Alcalde, posiblemente ya estarán formulados los proyectos relativos a la Fuente del Moliná y alcantarillas, por el aparejador Don Juan Aragonés, y llegarán en una de estas fechas”. Al mencionado aparejador no se le vuelve a nombrar en toda la documentación encontrada, por lo que debió prescindirse de sus servicios. Lo mismo ocurre con el también prestigioso arquitecto castellonense Luis Ros de Ursinos quien había diseñado, por encargo del Ayuntamiento de Xert, un proyecto de urbanización para el Paseo de la Independencia que ascendía, como ya hemos dicho antes, a 79.120 pesetas sensiblemente más económico y asequible que el que diseñó más tarde Vicente Traver González-Espresati, cercano al millón de pesetas y que sustituiría al del arquitecto anterior. En este cambio intuimos que no fue el Ayuntamiento de Xert quien influyó, sino las altas instancias políticas provinciales de Castellón que eran las que debían autorizar la inversión económica, como se verá.
Así se deduce del Decreto que aparece reflejado en el Expediente del presupuesto extraordinario fechado el 25 de abril de 1958, en el que el alcalde José Folch Adell especifica:
“Después de amplios cambios de impresiones y consultas llevadas a cabo al efecto entre esta Alcaldía y autoridades y técnicos de Castellón, se incorpora a este expediente los dos proyectos formulados por el Arquitecto D. V. Traver G. Espresati, con su correspondiente presupuesto de obras, a saber: el que hace referencia a la Urbanización de la Avda. de la Independencia, que sustituye al formulado por el Arquitecto D. Luis Ros de Ursinos y el relativo a la urbanización de la “Fuente del Moliná”, el primero por un coste de 962.803,16 pesetas y el segundo, de 117.126,47 pesetas. No habiendo sido posible hasta el presente obtener el proyecto de Alcantarillado, queda omitido en su cuantía para la formulación del Anteproyecto de Presupuesto Extraordinario, aplazándose las obras para mejor coyuntura.”
También se acuerda que se apruebe la totalidad del proyecto de la Fuente del Molinar y, en cuanto al del Paseo o Avenida de la Independencia, se destinan a él las 50.000 pesetas de la subvención recibida del Estado, por lo que se especifica que “solamente se efectuarán por ahora las obras… en la parte proporcional a dichas 50.000 pesetas” ya que “esta corporación no cuenta de momento con los ingresos necesarios al volumen de obras de esta naturaleza.”
Se indica en la Memoria Razonada incluida en el mismo Expediente que: “De todos es conocida la necesidad que tiene esta villa de que se termine de modernizar su casco urbano, por medio de alineaciones que den mayor holgura y ornato a la población, procurando solares para nuevos y bien situados edificios y se acometa definitivamente la apertura de la denominada Avenida [de la Independencia], a la que ha de darse una anchura de 16 metros, para que pueda atender a un mayor tráfico y preste mayor belleza a esta parte del pueblo.”
Con fecha 28 de noviembre de 1958 llegó la aprobación de las obras, según consta en el Expediente. Las autorizó el Jefe de la Sección Económico-Administrativa del Servicio provincial de Inspección y Asesoramiento de las Corporaciones Locales de Castellón y la ratificó el Delegado de Hacienda de la provincia. Dice así:
“Examinado el Presupuesto Extraordinario del día 18 de Septiembre de 1958 para urbanización del Paseo de la Independencia y Fuente del Molinar… por importe de 168.814,14 pesetas en ingresos y gastos y resultando que en el estado de ingresos del precitado Presupuesto figuran los siguientes: Superávit del Presupuesto ordinario de 1957: 118.814,14 pesetas; subvención del Estado: 50.000 pesetas., el Jefe de la Sección Económico-Administrativa del Servicio Provincial… informa a V. I. [se dirige al Delegado de Hacienda] que procede aprobar el Presupuesto extraordinario formulado por el Ayuntamiento de Chert.”
Respecto al arquitecto Vicente Traver González-Espresati, no hemos podido localizar datos biográficos hasta el momento. Sabemos que era hijo de Traver y Tomás, que mantuvo un alto prestigio profesional en Castellón y que sustituyó a su padre en la reconstrucción de la concatedral de Santa María de dicha ciudad.
El proyecto de urbanización de la Fuente del Molinar que diseñó, datado en Castellón en marzo de 1958, se compone de una memoria descriptiva, un plano desplegable, el estado de las mediciones y la valoración de las obras.
La memoria nos dice que: “Las obras que se proyectan incluyen la construcción de una acequia, excavada en la roca, en una longitud de 50,00 m., y su cubrición…, la construcción de un muro de recinto, el relleno de la zona destinada a parque y el arreglo del camino de acceso. El presupuesto total de las obras asciende a la cantidad de ciento diecisiete mil ciento veintiséis pesetas con cuarenta y siete céntimos.”
Adjuntamos una copia reducida del plano para que pueda observarse la labor a realizar. Este proyecto, como hemos dicho, fue aprobado y llevado a cabo en esas fechas.
El segundo proyecto, ciertamente ambicioso, relativo a la urbanización del Paseo de la Independencia y fechado también en Castellón en marzo de dicho año, quedó inconcluso. Tan sólo se invirtieron en él las 50.000 pesetas de la subvención recibida del Estado. Consta de los siguientes elementos: Memoria descriptiva, dos planos desplegables, pliego de condiciones, mediciones, precio de los materiales, jornales, precios auxiliares, precios descompuestos, valoración de las obras y presupuesto general.
En la memoria consta:
“Se proyecta una zona central de paseo, salvando el arbolado existente, y dos calzadas generales.
La zona de paseo forma tres planos horizontales contenidos por muros de mampostería encalada, coronada por albardilla de piedra y sobre zócalo de mampostería careada. Los desniveles entre los tres planos y en los accesos desde las aceras, se salvan con escalinatas forjadas de ladrillo con huella de piedra caliza con labra rústica.
La zona de paseo se dejará con pavimento de gravilla suelta sobre la tierra apisonada, si bien en un futuro y si los medios del Ayuntamiento lo permiten podría disponerse un enlosado de piedra natural.
Las dos calles de servicio, de 5,00 m. de anchura de calzada y 1,00 de ancho en aceras se proyecta con pavimento de hormigón blindado en calzadas y pavimento de baldosas de cemento ranuradas y bordillo de piedra caliza en aceras.
En el testero inferior del paseo central se dispone un abrevadero de piedra y en el centro de la zona inferior al paseo, que también se pavimenta, una fuente de piedra caliza abujardada fina.
El presupuesto total de las obras asciende a la cantidad de novecientas setenta y dos mil ochocientas tres pesetas con dieciséis céntimos.”
Resultan muy interesantes los precios de los materiales y los jornales, porque nos dan una idea de la situación económica del momento. Así vemos cómo el jornal base de un oficial de primera era de 50,75 pesetas diarias; el del ayudante, 42,75 pesetas; el del peón especial, 39,75 pesetas y el del peón suelto, 36 pesetas. A este sueldo había que sumar, en cuanto a costos, lo destinado a atenciones sociales o un curioso apartado por “desgaste de herramienta”, con lo que el jornal total de un oficial de primera, de cara al presupuesto general de la obra, ascendía a 104,77 pesetas diarias y 13,09 pesetas por hora.
Concluimos el trabajo señalando que fue una lástima que tanto el proyecto de Vicente Traver Tomás para una nueva iglesia parroquial como el de su hijo Vicente Traver González-Espresati para el Paseo de la Independencia no pudieran llevarse a cabo. Hoy Xert contaría con dos elementos urbanístico destacados de dos de los mejores arquitectos castellonenses del siglo XX.
Ilustraciones:
1.- Plano de Nueva Iglesia y casa abadía (1939)
2.- Plano de urbanización Fuente del Molinar (1958)
3.- Plano de urbanización Paseo de la Independencia (1958)
4.- Sección de la fuente y abrevadero (1958)
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