La Virgen de Gracia

En aprecio a Dª. Leonor Almenar Ochotorena de Valencia del Cid

por Julián Segarra Esbrí de Chert


   Parece ser que fue la iglesia de San Juan del Hospital la más antigua de las parroquias de la ciudad de Valencia del Cid, siendo construida en el año 1238 después de la conquista de Balansiya por el rey Jaume I y cedida a la Orden Militar de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén en los terrenos que contenían un palacio árabe junto a la puerta de Xerea, siendo erigida junto a una residencia y un hospital, de los que actualmente solo quedan algunos vestigios arquitectónicos.

   El templo combinaba los estilos románico, gótico valenciano y barroco y en el interior había una única nave de bóveda de cañón apuntada sobre arcos fajones y una cabecera de cinco lados con bóveda de crucería que alojaba el presbiterio. Anexo a San Juan del Hospital, se conserva un cementerio medieval que contiene restos del antiguo circo romano de Valentia, aunque solo una sección de la spina o muro central de la edificación lúdica imperial.

   La Virgen de Gracia es una advocación mariana que tiene sus orígenes en la frase que el Arcángel San Gabriel dijo a María el día de la Anunciación "Dios te salve María, llena eres de gracia" y para los cristianos, resalta la cualidad divina que Dios puso en la Virgen María, siendo la principal advocación mariana de la Orden de la Santísima Trinidad y los cautivos, fundada en el año 1198 y reformada en 1599 por los Trinitarios Descalzos de San Juan Bautista de la Concepción. La imagen de la Santísima Virgen, lleva la cruz descalza trinitaria en su pecho, porta un cetro en su mano derecha y al niño Jesús en la izquierda, aunque se pueden encontrar algunas representaciones en las que no tiene niño, ni cetro y las manos juntas en oración. Pero es a partir del año 1921 cuando los trinitarios calzados desaparecen y los descalzos, van asumiendo poco a poco la advocación calzada, sin embargo, la advocación y hermandades de Gracia se conservarán en los conventos e iglesias donde comenzó este culto.

   La cofradía de la Virgen de Gracia asociada a la parroquia de San Agustín de Valencia del Cid (hoy iglesia de Santa Catalina y San Agustín), fue fundada en el año 1301 para fomentar la devoción a la primera patrona que tuvo Valencia tras la Reconquista y cuya devoción data del siglo XIII. Las advocaciones de la Asunción de la Virgen y la de Gracia son las más antiguas de la ciudad valenciana, pero en realidad es una reivindicación y memoria de que la Virgen de Gracia fue la primera y principal Patrona de la ciudad de Valencia del Cid a lo largo de la historia y se mantuvo hasta que emergió con fuerza la devoción a la Virgen de los Desamparados y otra advocación a la Virgen del Puig en disputa por el patronazgo.

   Después de varias décadas sin actividad, la actual cofradía de la Virgen de Gracia, está dando un gran impulso a esta parroquia de San Agustín con actos cultuales y actividad pastoral casi al unísono, ya que antaño casi siempre estaba cerrada. En ella se conserva el icono de la Virgen de Gracia pintado en un cuadro sobre tabla de madera de estilo italobizantino de principios del siglo XIV y que alcanzó gran fama durante la Valencia medieval.

   Aún queda por testigo un pequeño tramo de calle denominada Gracia, que antaño se extendía desde el convento de San Agustín hasta el convento de la Merced y de cuyos cenobios sólo resta la iglesia de San Agustín. Por ella desfilaron numerosas procesiones de rogativas en tiempos de sequía y/o epidemias, que transcurrían desde la catedral hasta este templo donde se encontraba la imagen de la Virgen de Gracia, que como digo fue la primera patrona de la ciudad de Valencia del Cid.

   Antes de la expansión poblacional, el convento agustino estaba fuera de las murallas árabes de la ciudad, en el camino al monasterio de Sant Vicent de la Roqueta. Al menos desde 1250 se tiene noticia escrita de su existencia cuando una piadosa tradición refiere que, entorno al año 1307, una vez levantado el monasterio y recién fundado el primer y provisional cenobio, dos frailes agustinos marcharon a la ciudad en busca de quien les pintara una imagen de Nuestra Señora la Virgen a la que venerar. La tradición nos recuerda que por el camino les salió un peregrino que les preguntó a dónde se dirigían y el motivo y al enterarse que los monjes le explicaron haber salido del monasterio con el encargo de comprar una imagen de Nuestra Señora, el peregrino extrajo de un saco que portaba en manos una pintura y les entregó un icono de la virgen diciendo: “DA VOBIS DE GRATIA” (Os la doy de Gracia), es decir gratis, porque el peregrino no quiso cobrar y desapareció a continuación sin saber nunca más de él. Por la piedad de los fieles, la figura del peregrino se convertiría en un ángel.

   Este hecho fue considerado milagroso y pronto la imagen comenzó a ser visitada por personas en demanda de favores y como no tenía nombre, fue intitulada Verge María de Gracia, nombre que llevaba la calle que conducía hasta el convento y que con el tiempo, se quedó en carrer de Gracia y aproximadamente en mitad, en los quatre cantons, se levantó un altarcito con su imagen. Esta imagen fue escenario de múltiples peregrinaciones y procesiones que se rendían a los pies del icono de la Virgen y se conservó en el convento durante más de tres siglos, aunque difuminándose la advocación a la par que iba emergiendo la de la Virgen de los Desamparados.

   En un libro del padre José Vilarroig, erudito religioso agustino que profesó los votos en la Orden de San Agustín en la ciudad de Valencia del Cid y fue bibliotecario del convento de frailes ermitaños de San Agustín asentados en Valencia del Cid en el siglo XIII, aparece la descripción de la pintura de la tabla del milagro y nos dice: “Es esta Sagrada Imagen sumamente graciosa, de un rostro vivo y modesto, que concilia su dulce agrado con la mas respetuosa y devota piedad; el hijo descansa sobre el brazo siniestro de la madre y ostenta en sus manos un pajarillo atado de un hilo en el pie y jugando las alas hacia el lado de la epístola. Azia esta parte del altar mira el niño y la madre como enternecida y traspasada su corazón de dolor, mira azia la parte del Evangelio. Tienen los dos muy resplandecientes las niñas de los ojos; el ropaje de madre e hijo está pintado a lo egipcio y los colores se admiran al presente tan vivos y la tabla tan firme”. Añade que la tabla tiene dos palmos de altitud y palmo y medio de latitud.

   El convento disponía de un claustro gótico al estilo valenciano, situado en el lugar que ahora ocupan los jardines junto a la iglesia. En el año 1622, Juan Jerónimo de Ranyaga (Joan Geroni de Ranyaga) construye un nuevo claustro hacía el lado norte de dos pisos y un segundo piso en el viejo gótico, pero ambos claustros quedaban separados por un cuerpo en cuya planta baja se encontraba el refectorio y en la parte superior la biblioteca, extendiéndose desde donde está ahora la Iglesia hasta el Muvim (actual museo de ideas). Fue edificado a principios del siglo XIV y en 1692, fray José Milán Aragón, prior del convento, encargó la renovación y recubrimiento interior del templo con yesos y caracteres barrocos propios de la época, aunque posteriormente en el siglo XIX volvería a ser renovada con elementos neoclásicos, pero en la restauración del templo de 1940 serán eliminados todos estos elementos ajenos al gótico original de la iglesia.

   La primera capilla de la Virgen de Gracia se encontraba en el claustro gótico, fue realizada en 1370 y sufragada por el rey de Castilla, Enrique II Trastámara (1369-1379) que la puso bajo su real patronato y protección, albergando la pieza conocida como “Mare de Deu de Gracia”, siendo una imagen o icono de estilo bizantino y la más sobresaliente que disponía la iglesia que sería renovada y sustituida entre 1750 y 1754 por otra capilla de mayores y más grandes dimensiones.

   Enrique II de Castilla fue conocido como Enrique de Trastámara al que apodaron el Fratricida, era el tercero de los diez hijos extramatrimoniales de Alfonso XI y de Leonor de Guzmán siendo el primero de los hijos de la pareja en llegar a la vida adulta al igual que su hermano mellizo o gemelo Fadrique Alfonso de Castilla y al ser proclamado rey de Castilla, fue el primero de la Casa de Trastámara. Enrique contrajo matrimonio con Juana Manuel de Villena, hija de Don Juan Manuel, adelantado mayor de Murcia y Señor de Villena, el noble más poderoso y culto del reinado anterior y murió el día 29 de mayo de 1379 en Santo Domingo de la Calzada, tras permanecer enfermo durante doce días.

   En el año de 1692, la vieja capilla de la Virgen de Gracia sería renovada al igual que el templo y entre 1750 y 1754, se construye una nueva capilla bajo el patronato del rey Fernando VI (1726-1759) con planta de cruz griega y cubierta con cúpula. El retablo de la capilla era obra de Francisco Vergara el Mayor y a su muerte fue continuada por su hijo, el escultor Ignacio Vergara Gimeno. La pintura de la bóveda era a su vez obra de su hermano José Vergara Gimeno. Esta capilla se situaba en el lado del evangelio cerca de la cabecera y era de grandes dimensiones, ya que sobresalía en planta sobre el claustro gótico.

   En 1835 con la Desamortización de Mendizábal, la capilla fue destruida, pero milagrosamente la tabla se salvó al ser llevada al convento agustino de Monjas de la Presentación que se levantaba en el lugar que hoy ocupa el edificio del Instituto Nacional de Previsión, también llamado la Casa del Chavo.

   Al ser reabierta la iglesia al año siguiente en 1836, la Cofradía de Nuestra Señora de Gracia devolvió el icono al templo, siendo colocada en la primera capilla por el lado de la epístola, capilla que sería derribada en el año 1906 al urbanizar la nueva plaza de San Agustín, ya que los muros de la capilla sobresalían en exceso al exterior de la calle.

   Después de la desamortización de Mendizábal, el destino del monasterio fue muy azaroso. En el año de 1835, los monjes tuvieron que abandonar el monasterio y en 1836 la iglesia cumplía funciones de parroquia hasta el año 1838 que, el coronel Manuel Montesinos Molina (1793-1862), a cargo de los presos de las Torres de Quart, solicita a las autoridades civiles la propiedad del convento para albergar a los presos que se encontraban en las torres, ya que éstas no reunían las condiciones higiénicas y de seguridad necesarias. Al ser concedido el permiso para trasladarlos, el convento de San Agustín se convirtió en prisión y correccional y la primera medida que tomó Manuel Montesinos Molina, fue derribar la capilla de la Virgen de Gracia que ocupaba parte del claustro gótico y que le molestaba para las nuevas funciones de prisión.

   El convento albergó la prisión hasta 1893, año en que fue abandonado por los últimos presos y ya desde el año 1841 los estaban trasladando con destino al nuevo correccional de San Miguel de los Reyes. El motivo de dicho abandono fue las constantes quejas de los vecinos que no querían un correccional en el centro de la ciudad cerca de sus casas y con ello, se decidió que con la venta de los terrenos del convento se sufragaría la construcción de una nueva cárcel, la Cárcel Modelo. Sobre los terrenos que ocupaba el convento, en el año 1925 se instaló el primer Mercado de Abastos que dispuso Valencia y después de la Guerra Civil, se levantaría en su lugar el edificio de Hacienda que todavía hoy en día podemos contemplar, aunque después de la Guerra Civil (1936-1939), el templo estuvo a punto de ser derribado, pero lo restauró Francisco Javier Goerlich dejándolo en su gótico inicial y la tabla de la Virgen de Gracia que había sido escondida en casa de un feligrés, fue colocada en el Altar Mayor en un retablo de piedra neogótico realizado en alabastro por José Justo Villalba que se levanta sobre un alto basamento o zócalo en la iglesia.

   La iglesia es de una sola nave con capillas entre contrafuertes como la iglesia nueva de Chert, tiene un ábside poligonal de cinco lados cubierto con bóveda de crucería estrellada, mientras que los seis tramos de la nave lo hacen con bóvedas de crucería simple, el tramo más cercano al presbiterio es de mayor anchura y se corresponde con dos capillas. Presenta coro alto a los pies, en el que se encuentra la única clave original. Durante el año 1692 se añadió un revestimiento barroco, que fue repristinado a partir de 1940, siendo de especial relevancia el icono medieval de la Virgen de Gracia que alberga esta iglesia.

   La portada lateral debió realizarse durante el primer tercio del siglo XVII. Está flanqueada por pares de columnas dóricas sobre pedestales, rematada con un frontón curvo partido; en la parte superior hay una hornacina entre volutas con la imagen del santo titular rematada por un frontón triangular partido y en el año 1912, se edificó un nuevo campanario a cargo del arquitecto Luís Ferreres Soler de Játiva, en ladrillo, que sería recubierto con una morfología goticista en la intervención realizada en la posguerra.

Santísima Virgen de Gracia.

   En la Iglesia de San Agustín encontramos una imagen icono de estilo bizantino, conocida como “Mare de Deu de Gracia” (Nuestra Señora de Gracia), pieza que tuvo gran devoción en su época, ya que a Santa María de Gracia se le atribuyó un origen milagroso, por lo que alcanzó gran veneración y el icono fue muy importante para el desarrollo y prestigio del monasterio, alcanzando gran veneración tanto en el pueblo llano como por las clases políticas.

   Se considera que, dada la escasa tradición habida en España en esta clase de imágenes, el icono tenga su origen en Italia, fechándose de finales del siglo XIII o principios del XIV y realizada al temple sobre tabla, representa a la Virgen vestida a la usanza oriental (con un maphorion o velo), sujetando al Niño Jesús con su brazo izquierdo y la mano derecha apoyada en la rodilla del Niño, quien a su vez sujeta con un cordel la pata de un pajarillo.

   Cuando en el año 1836 fue reabierta la iglesia, la antigua Cofradía de Nuestra Señora de Gracia devolvió el icono al templo, pero no será hasta después de la Guerra Civil, cuando la tabla se colocó en el altar mayor, en un retablo de piedra neogótico realizado en alabastro por José Justo Villalba.

   Se cuenta que el día 24 de febrero de 1409, el padre Juan Gilabert Jofré se dirigía a la catedral para pronunciar un sermón de una misa durante la Cuaresma, cuando de repente presenció el maltrato a un enfermo mental en una calle de Valencia del Cid próxima a Santa Catalina. En ese momento, el fraile se puso delante de él y pidió a los maltratadores pararan sus burlas, golpes y pedradas.

   Por entonces se tenía la creencia que los locos eran presos del demonio y el gentío gritaba ¡Al loco, al loco!. Al interponerse, el Padre Jofré protegió al hombre y se lo llevó a la residencia mercedaria dándole cobijo y dispuso que le curasen las heridas. La relevancia mundial de este hecho es tal, que el propio genial Joaquín Sorolla Bastida, valenciano universal, lo expresó como nadie al pintar su cuadro en 1887 para satisfacer las condiciones de su beca.

   Al domingo siguiente del hecho, el propio Padre Jofré pronunció un gran sermón en la Catedral del Cap i Casal y lanzó una proclama para predicar en contra de la persecución irracional y tanto más cruel cuanto más inocentes, impotentes e irresponsables eran las víctimas, siendo oído por comerciantes, artesanos y asistentes que aportaron los fondos necesarios para la materialización de una casa para acoger a los locos. Poco después, el Consejo General de la Ciudad, aprobaba la iniciativa y así nació el primer manicomio del mundo, o como en la actualidad se conoce con el nombre de centro para enfermos mentales.

   El papa Benedicto XIII, autorizó el hospital en una Bula de 16 de mayo de 1410, en la que el hospital debía estar bajo la advocación de los Santos Inocentes Mártires y el día 1 de junio de 1410, se inauguró el hospital con el nombre de Hospital d’Innocents, Follcs i Orats bajo el amparo de la Virgen, Sancta María dels Innocents que, el vulgo enseguida le llamó hospital de Nostra Dona Santa María dels Innocents.

   El día 29 de agosto de 1414 se constituyó la Lloable Confraría de la Verge María dels Innocents, formada por cien sacerdotes, trescientas mujeres y otros tantos varones, para recaudar los fondos para el buen funcionamiento del hospital de enfermos mentales, hasta que en 1512, el Consejo de la ciudad de Valencia decidió unir todos los hospitales de la población y amplió su cobertura a los enfermos de todas clases, pasando a denominarse Hospital General, aunque el hospital quedó destruido por un incendio en 1545, en el que perecieron 30 internos y fue reemplazado por uno nuevo construyéndose en honor a la Virgen y dotado de un ala para inocentes y niños enfermos mentales.

   En el caso de la imagen de la Virgen de los Desamparados, fue creada pensando en estar reposada en horizontal, por ello, tenía que mirar y amparar a los desamparados que perecían en la Ciudad de Valencia del Cid, ligándose la imagen en la parte superior del saco mortuorio del difunto y en consecuencia, su cabeza está inclinada mirando a sus hijos y amparándoles hacia el viaje al Cielo.

   En principio era venerada en El Capitulet, una pequeña capilla sita en el Hospital de Valencia del Cid y cuando la advocación fue creciendo y dada la pequeñez de la capilla, pronto la imagen fue trasladándose a las capillas exteriores de la Catedral de Valencia y acrecentada su advocación, puesto que la Catedral de Valencia del Cid está consagrada a la Virgen del Puig, Patrona del Reino de Valencia, se decidió construir en el año de 1667 la nueva capilla denominada como Basílica.

   Previo a la Guerra Civil Española, la imagen de la Virgen sufrió un altercado en la Basílica y el propio alcalde republicano la mandó guardar en un lateral del salón de Cristal Municipal donde se protegió, ocultándola detrás de una pared para preservarla.

   El día 21 de julio de 1936, cerca de mediodía, la Guardia Civil fue a por el Tesoro de la Virgen, que fue encomendado a un depositario del Ayuntamiento de Valencia y posteriormente, la Basílica sufrió un incendio y la imagen fue llevada al Ayuntamiento para ocultarla en el Archivo del mismo.

   Acabada la Guerra Civil, se descubrió nuevamente la imagen y fue llevada a su altar con lo que se recuperó de la Basílica, aunque en el Consistorio del Cap i Casal, hay otra imagen de la Virgen en una Pechina en honor a dónde estuvo guardada durante el enfrentamiento de la guerra.

   Desafortunadamente no existe el dato exacto sobre quien fue el autor o autores y tampoco en qué fecha o en qué lugares fue esculpida y encarnada por faltar esa documentación en el rico y nutrido archivo de la Real Cofradía de la Virgen, hoy custodiado en comodato en la Biblioteca Valenciana, pero sí se tiene centrada y triangulada su construcción.

   Hasta el año 1425 no hay ninguna información de la existencia de la imagen de la Virgen de los Desamparados. El primer dato aparece en el inventario de este año, en una partida contable del pago de cinco florines de Aragón al carpintero Bernat Corts por la construcción de una caja para guardar la imagen de la Virgen María, de lo que cabe inferir que la imagen se estaba haciendo, o estaba hecha, o a punto de terminar, o tal vez en casa del pintor para encarnar, pues las medidas de la caja deberían haber sido tomadas de las medidas de la imagen.

   La imagen aparece expresamente mencionada, individualizada, documentada e identificada como tal junto a la caja que ha de guardarla, en el inventario de la Cofradía del año 1426: “Una imatge de la Verge Maria qui va sobre els cosses amb un brot de lir i una creu de fust”.

   De la interpretación de los inventarios de la Cofradía se deduce que si en 1425 ya está en el inventario mencionada y pagada la caja que ha de guardar la imagen de la Virgen, por ser de un material delicado, ni madera, ni piedra, es de suponer que debió ser esculpida en el año de 1424, llegando a manos de la Cofradía en 1425.

   Lo máximo que han dicho algunos expertos sobre la autoría o esculpido de la imagen, es que se trata de una escultura de estilo gótico, con claras influencias de la escuela borgoñona, suponiendo que el escultor fuera algún artista de la región, o de los llegados de fuera a Valencia atraídos por el poder económico del siglo XV valenciano y que hubiese bebido en las fuentes académicas o profesionales de la Escuela de Borgoña. Ante la falta de datos, en el siglo XVIII surgió una piadosa leyenda que se ha hecho muy popular en el sentido de que la imagen “La feren els angels”, aunque hasta entonces no es citada por ningún historiador de la Virgen. En el año 1767, en la imprenta de Agustín Laborda de la calle Bolsería, se imprimió el opúsculo titulado: “Nuevo y curioso romance, en que se da cuenta y declara el modo, en que fue formada la Soberana Emperatriz de los Cielos María Santísima de los Desamparados, Patrona de esta Nobilísima y Leal Ciudad de Valencia”.

   Aprovechando la carencia de datos del origen de la imagen, ya hay quien lleva tiempo empeñado en asentar la teoría, sin base documental alguna, de que la imagen de la Virgen de los Desamparados la hicieron escultores catalanes nombrando a tres de ellos, pero estos innovadores de la historia de la Virgen no encontraron como posibles autores de la misma a ninguno de los valiosos y reconocidos artistas valencianos, escultores, pintores, encarnadores que, en Valencia y su Reyno durante ese siglo llenaron de retablos y obras de arte iglesias, conventos y palacios, como tampoco han pensado en la posibilidad de atribuir la autoría de la venerada talla a ninguno de los afamados artistas llegados a Valencia desde el extranjero, especialmente de Italia, atraídos por el esplendor político, económico y cultural. Sospechosamente sólo han encontrado escultores catalanes que pudieran y supieran hacer la imagen de la Virgen.

   La talla es de poco peso, por haber sido encargada para ser llevada en los entierros sobre los cadáveres de los ajusticiados. Es yacente, de dorso plano y lleva el Niño Jesús en su brazo izquierdo, mirándola a ella, casi besándole la mejilla, pero restauraciones y modificaciones posteriores impropias y subjetivas, han hecho que el Niño Jesús actualmente mire a los fieles y no a la Virgen y sosteniendo en sus manos una pequeña cruz como en su heráldica, tanto el Hospital, como la Cofradía en la que ostenta la cruz a la que obligó Benedicto XIII.

   A diferencia de las imágenes yacentes de las vírgenes de agosto o de la asunción mediterráneas (Mare de Déu dormida o d'Agost como en Elche), la imagen de la Virgen de los Desamparados no tiene los ojos cerrados, sino abiertos y al ser yacente, tenía los brazos laxos, relajados, en reposo, pero al prohibirse por la Iglesia que las imágenes de vírgenes o santos fueran sobre los féretros, al ponerse de pie se debió colocar un artilugio de madera para forzarle los brazos en su nueva posición, con lo que la cabeza de la imagen quedó mirando hacia abajo, inclinación que responde al reposo de la cabeza yacente sobre un almohadón, por lo que la talla original de la Patrona de Valencia del Cid tiene el mentón levantado, los ojos abiertos y no cerrados mirando al frente. “Tiene el mentón levantado y los ojos dirigidos hacia el frente”; rasgos éstos que ha perdido la imagen original de 1939, la restaurada por José María Ponsoda y no los ha recuperado en los retoques hechos por Carmelo Vicent en el año 1947, según palabras del catedrático de Historia del Arte, D. Felipe Garín Ortiz de Taranco.

   En principio, la cara de la imagen era un rostro gótico de una niña o jovencita, mientras que el actual, después de tres veces restaurado, es el de una mujer adulta. En este sentido, las autoridades eclesiásticas no aceptaron la sugerencia de los expertos de la Universidad alegando que la gente del pueblo ya se había acostumbrado a ver la cara que tenía ahora y a los valencianos, podría no agradarle el cambio, puesto que la última intervención tuvo su polémica y algunos expertos críticos explicaron que “la imagen primigenia de la Virgen de los Desamparados, realizada en cartón y por tanto perteneciente a la escultura ligera valenciana del siglo XV, seguía el canon de belleza religiosa de ese periodo en Italia y Francia”. Tres siglos después se realizó una importante primera intervención en la que se esculpió un nuevo rostro de yeso policromado, siendo la imagen de la patrona de la ciudad que perduró hasta 1936 y la que reconocían los fieles valencianos.

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