La igualdad de todos los números
por Julián Segarra Esbrí
Era aún jovencito cuando un buen día mi primo José Calvo Segarra me regaló un libro del radioaficionado francés CH. Guilbert (Charles Guilbert - F3LG) y de su lectura, me enteré de la existencia de un mundo desconocido para mi acostumbrado a oír a Maginet Pelacanyes y a D. Joaquín, unos personajes del ventrílocuo el Sr. Josep María Tarrasa i Alvira en Radio Tarragona EAJ-33 "La Voz del Mediterráneo" a quien le hicieron su monumento de un niño plantado encima de una tortuga que soltaba agua por la boca, con una paloma en la mano y una mochila de colegial en la espalda en el Parque de las Ranas cuando cementaron la charca para convertirla en pista de patinaje a los pies de la Imperial Tarraco junto al Balcón del Mediterráneo y como en verano durante las vacaciones, acompañaba a mi padre en sus vistas comerciales por los bares y las tiendas de los pueblos del norte de la provincia de Castellón y por el Delta del Río Ebro en la provincia de Tarragona empecé a conocer a más personas de fuera del vecindario del pueblo y estando un día mi padre hablando con un cliente de Benicarló en la calle Pío XII frente al mercado en el cruce con la calle Hernán Cortés, apareció un Renault 4L de color banco llevando dos antenas y que se paró en la esquina frente a Correos y Telégrafos en el local que años después Dª. Juana Rovira Peña y el Sr. Manuel Piñana Brosed montarán la Frutería Piñana, preguntando al desconocido chófer que resultó ser el Sr. José Tortajada Beltrán y de mi consulta, sacó una caja metálica larga como del tamaño de un cartón de paquetes de tabaco pero estrecha como de solo una hilera de cajetillas, extendió una antena telescópica, hizo una llamada, no obtuvo respuesta y cerró el invento. Pero allá en el pueblo de Culla, el Sr. Pedro María Gil Pitarch con su esposa Dª. Humildad Barreda Barreda, atendían su establecimiento comercial de la plaza Juan Barceló nº 17 y encima de un radio-receptor Vico que ya no usaban, habían puesto un pequeño televisor SONY haciendo un elegante conjunto; en cada una de mis visitas comerciales acompañando a mi padre, me quedaba mirándolo porque el aparato de radio disponía de cuatro pulsadores, el de marcha y paro, el de ON, el del OC y el de fono y al paso de los años y empezar por mi cuenta como representante del comercio, siempre le pedía que si algún día quisiera deshacerse de la radio yo se lo compraría, aunque él me decía que no quería venderlo porque en su lugar, haciendo de pie para el pequeño televisor, formaban un bonito detalle.
Un buen día, supongo que cansado de verme ensimismado con su radio-receptor en cada una de mis visitas y que, antes de salir de su establecimiento me quedaba un instante contemplándolo, el Sr. Pedro (falleció en el año 1979, hace tan solo cuatro años) me sorprendió ofreciéndomelo y preguntado por cuando dinero se lo compraría, mi respuesta fue inmediata: ¡Por el precio que me pida!. El hombre se lo pensó y me dijo: Te lo vendo por quinientas pesetas (precio medio aproximado de una garrafa de 10 litros de licor en la época). Inmediatamente tomé de mi bolsillo las quinientas pesetas, le di un apretón de mano y se las entregué al Sr. Pedro marchándome de su casa con la radio debajo del brazo más contento que el pedido propuesto.
Con una válvula 6AQ5 (ya se que es de BF, pero tuve buena respuesta en AF), un canuto de plástico y un trozo de cable esmaltado de los empleados en electromecánica para fabricar bobinas para motores eléctricos, hice un oscilador de 3'5 MHz. que en placa doblaba a 7 MHz., modifiqué el fono del radio-receptor Vico convirtiéndolo en modulador y ¡alé! "a piular" pero... sin obtener respuesta. Aparentemente todo estaba bien construido pero aquello no funcionaba correctamente o como a mi me hubiera agradado. Hubo que pasar algún tiempo, estudiar más y evidentemente aprender llegando a cambiar el circuito según mi criterio; sustituí con una EF184 en la etapa osciladora y aproveché la 6AQ5 como válvula amplificadora de salida pero, continuaba sin obtener las anheladas satisfacciones esperadas.
A finales de la década de 1970, empezaron a aparecer en el mercado "los electrodomésticos" a precios asequibles y en la siguiente década de 1980 proliferaron como setas los compradores, pero sus operadores, apenas sabían apretar los botoncitos del panel frontal y blablear por sus escasos conocimientos electrónicos, mientras tanto y aunque aún quedaban viejos radioaficionados con aparatos de construcción propia y conocimientos técnicos con los que se podía intercambiar información y experiencias, con la aparición de los circuitos integrados TTL en las tiendas de componentes electrónicos y aprovechando los circuitos integrados operacionales, decanté mis estudios experimentales por la lógica y el control.
Con posterioridad a la tecnología RTL llamada así por estar fabricada bajo la lógica-resistencia-transistor y a la tecnología DTL por el nombre a la respuesta lógica-diodo-transistor, le sucedió la TTL con siglas procedentes del inglés de transistor-transistor-logic que, utilizando transistores bipolares, era empleada en la fabricación de los circuitos integrados electrónicos digitales, siendo su característica el uso de transistores multiemisores pero, con el inconveniente de precisar una tensión de alimentación comprendida entre los 4'75 V y los 5'25 V, por lo que generalmente los alimentamos con reguladores de tensión de 5V aunque posteriormente se empezaron a comercializarse circuitos integrados fabricados con semiconductores complementarios de óxido metálico llamados complementary-metal-oxide-semiconductor (CMOS) que tienen la característica de utilizar conjuntamente transistores de tipo pMOS y de tipo nMOS configurados de tal forma que cuando están en reposo, el consumo de energía es únicamente el inevitable a las corrientes parásitas pero con el añadido de un búfer y algunas mejoras en el proceso de oxidación local, aparece la serie 4000B con nulo consumo en condiciones estáticas y un gran margen de alimentación de entre 3 V a 18 V.
De estas experiencias llegué a construirme mi propio frecuencímetro con memoria de pantalla al igual que las calculadoras de Hewlett-Packard pero con el añadido de la luminosidad en el display en función de la ambiental y debido a que algunos condensadores llevaban impresa la letra K y al colocarlos en un circuito favorecerían el nulo funcionamiento, también me construí un capacímetro para descubrir que K significaba Keramische de cerámico y no el valor de mil unidades, por lo que cualquier condensador, no era el capacitado para permitir poner en funcionamiento un determinado circuito y por otro lado, como quiera que la mayor estabilidad de un oscilador nos la proporciona el cristal de cuarzo, para este tipo de circuitos convencionales, los resultados nunca eran aceptables por las derivas térmicas de los componentes electrónicos empleados.
Supuestamente acabada mi formación docente con el aprobado de la última asignatura de mi etapa de estudiante, me personé en el despacho del Catedrático y Jefe del Departamento de Química Técnica la Facultad de Ciencias de la Universidad de Valencia el Profesor Dr. D. Agustín Escardino Benlloch para manifestarle mi intención de culminar mis estudios con una flor más en el ramo estudiantil y me remitió al Profesor de la asignatura de Economía industrial y estrategia de procesos el Dr. D. Antonio Martínez Andreu para que dirigiera mis estudios y aunque en aquellos momentos por cada libro de mi formación académica, disponía de veinticuatro de mis estudios sobre electrónica y evidentemente mi interés estaba centrado en este campo, no fueron aconsejados en la continuidad de mis estudios por mi Maestro, quien me propuso realizar la tesina y animarme a decantar y centrar mis estudios de investigación en relación y aprovechamiento en el futuro de mi actividad económica y no en esta otra área de la ciencia y la tecnología que me agradaba, por lo que para complacer el criterio de mi tutor y director docente, decidí plantar una viña con la finalidad de obtener el disolvente en mi investigación y en los ratos de asueto o mientras me desplazaba por las rutas comerciales, mi pensamiento giraba entorno a mi preocupación sobre la estabilidad del imaginario circuito electrónico.
Pensando que el primer disolvente mundial es el agua y el segundo el alcohol en orden de importancia y además, El Maestrazgo es una muy buena zona para el cultivo del viñedo tanto por su suelo como por su climatología, con la ayuda de mi padre plantamos muchos pies bordes de vides para transplantarlos posteriormente en el lugar de las estacas de madera de olivo e injertarlos con el fin de obtener vino como materia primera. Elegimos el rupestre-llot o fulla-d'abercoquer para injertarlo de embolicaire, variedad de uva tinta autorizada en la Comunidad Valenciana aprovechable como uva de mesa y vinificación y que por las características de los zarcillos de sus sarmientos, nos permitiría practicar un laboreo en secano hasta el mes de mayo con el tractor agrícola.
Cada año después de la dura poda, en la que podar hasta el final de la fila de cepas y regresar podando por la fila contigua, no precisabas del reloj porque ya era la hora de comer, había que recoger los sarmientos, labrar y cabar las vides doblando la espalda y cuidarlas con cariño para volver a esperar el tiempo de la deseada vendimia y anotar resultados, con lo que el trabajo manual daba tiempo para hacer volar la imaginación y además, en mis desplazamiento comerciales por mi condición de representante del comercio y de mi afición por las telecomunicaciones, conocí a algunas personas con conocimientos prácticos fruto de sus propias experiencias con los que intercambiar opiniones y recibir consejos que, una vez puestos en práctica y experimentados con las pruebas necesarias de sus aportaciones didácticas en mi propia casa, no daban a mi criterio la exactitud y precisión que me autoexigía para concluir en el fracaso.
Estaba en la viña a punto de finalizar la poda de las vides de la segunda fila de la mañana, cuando en un conteo rápido me percato que solo me faltan siete cepas para irme a comer y pensando en el número siete, me doy cuenta que al igual que el cinco, el tres, el dos y el uno, forman el conjunto de los números primos de la primera década, ya que el once, el trece, el diecisiete y el diecinueve, pertenecen a la segunda y son aquellos que tienen la característica de ser solo divisibles por el número uno y por ellos mismos y lo que aparentemente parece una tontería e inútil simpleza, con la mirada perdida en las cepas que te faltan por podar como si de una penitencia se tratase y el pensamiento volando con mucha imaginación, el conteo de las que me esperan para acabar el trabajo matinal, me regalaba la ocurrencia de la evidente igualdad de entre ellas que no es precisamente la indudable producción de uva, porque realmente todas las cepas son iguales cuando las comparamos con ellas mismas, ya que en la casa del lector de este artículo epistolar, los forasteros somos las demás personas, siendo ésta, la aparente caprichosa gracia, pero verdaderamente es la que necesito para la viabilidad exitosa del experimento.
El circuito del sistema va a ser tan sencillo como cualquier idea procedente de la ocurrente mente de un agricultor en su especialidad de podador de vides, sin olvidarnos también de recoger los sarmientos y después, cabar de cepas con la azada. Para llevarlo a la práctica y demostrar su utilidad, se precisará de una serie de componentes electrónicos de los que habitualmente se encuentran en las tiendas de suministros, con sus tolerancias inherentes, derivas térmicas propias y sin ninguna clase de precisión, para que ensambladas adecuadamente, realicen las funciones necesarias y con solo variar los conmutadores de un divisor programable, se consiga obtener el cambio elegido para el eficaz funcionamiento del oscilador y puesto que voy a realizar un prototipo, entiendo aconsejable que el experimento sea dividido en diferentes módulos para comprobar su correcto funcionamiento individual previo a su ensamblaje y acabado final.
Una vez dibujado en formato papel y cerciorado del correcto esquema, hay que pintar la colocación de las piezas o componentes electrónicos según su tamaño para obtener el mapa del circuito impreso que aprovecho como soporte para la construcción de la placa impresa. Con la existencia casera de componentes electrónicos y un trozo de hilo de bobinar motores o transformadores o un simple alambre enrollado con espiras separadas, se puede construir la bobina del oscilador por ser la única pieza que no podemos encontrar en el mercado.
El corazón es un simple oscilador del tipo bobina condensador, sin preocuparse de la estabilidad del conjunto, de sus piezas y precisión y si elijo este sistema, es por su capacidad de generar ondas senoidales fácilmente convertibles en triangulares y en cuadradas y no viceversa y además, ser las utilizadas en el campo de las telecomunicaciones. Las señales obtenidas se dividirán en el ingenioso cerebro, un divisor programable, aunque puede ser fijo según su utilidad o aplicación específica y se enviarán a un comparador, al que se le inyectará una frecuencia patrón que puede ser cualquiera elegida por el diseñador y el resultado, se enviará al oscilador para que corrija cualquier error y repita el ciclo.
Tan sencillo como es esta idea, es el poder disponer de un oscilador electrónico de frecuencia variable para cualquier frecuencia elegida con la estabilidad del cristal de cuarzo y digo sencillo y digo bien, porque se le ocurre a un simple podador de viña antes de recoger los sarmientos y cabar la vides, aunque lo verdaderamente difícil siempre es el conseguir que la sociedad te apruebe el invento, pero para ello, solo se precisa de la comercialización que únicamente se consigue cuando haya respuesta social hacia su adquisición, pero ocurre que en el mundo de la investigación, siempre existen personas que pillando la idea ajena de la oreja, la pueden llevar a la práctica de otra cualquier diversa forma o con otras piezas distintas como ocurre en la fabricación de las escobas, que pueden ser de materiales y tamaños diferentes y si además, formas parte de la infraestructura de una gran multinacional capaz de construir y vender muchas piezas en las que solo una parte de ellas es la idea primitiva de terceros, se puede integrar en un circuito diseñado y construido a efecto y obtener otra patente diferente al prototipo como ocurre con los cierres de las puertas o las bisagras que las sujetan a sus marcos por no hablar de los tornillos, de ahí que solo voy a explicar la idea fundamental en módulos sin entrar en las piezas del prototipo y que cada posible lector desarrolle su imaginación llevándola a la práctica sin permitir poder copiarla.
Como quiera que la frecuencia patrón es la elegida como unidad para el invento, cualquier frecuencia del oscilador dividida, para que coincida con ella debe dar por resultado la frecuencia patrón por ser la única idéntica con ella y cuando se produzca un desplazamiento de la misma por débil que sea a consecuencia de una deriva térmica, el comparador rectificará la frecuencia de oscilación para que coincidan. Con ello, dispongo de un oscilador de frecuencia variable con la estabilidad del cristal de cuarzo para todo el rango de frecuencias que permita el circuito de la bobina y el condensador empleado en el diseño del propio oscilador y eligiendo una bobina capaz de oscilar en un rango de frecuencias entre los 3 MHz. y los 30 MHz., puedo cubrir toda la banda de las ondas decamétricas y si escojo una frecuencia patrón de 1 KHz., obtendré la continuidad en saltos de un kilociclo. Pero cuando subimos la frecuencia y pasamos a la banda de ondas métricas, la radiofrecuencia se escapa fácilmente y hay que controlarla cuidadosamente hasta blindarla para un buen resultado. En mi experiencia, me aproveché de un cristal de cuarzo de 27 MHz. fácilmente encontrable en la tiendas del ramo de suministros electrónicos. Estos cristales de cuarzo, en realidad están tallados para 9 MHz. pero al colocarlos en un circuito oscilante, en la bobina del colector del transistor de oscilación, triplican la frecuencia. Se da la circunstancia que los 144 MHz. de la banda de los dos metros divididos por 16, coincide con la frecuencia de 9 MHz. del reloj y cambiando la capacidad ajustable del oscilador patrón, podremos obtener un rango de frecuencias superior a 200 KHz. a nuestra elección para cada cristal de cuarzo adquirido, simplificando notablemente el circuito y siempre con un funcionamiento garantizado.
En conclusión: "Todos los números son iguales, cuando los comparamos con ellos mismos".
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