Asomado a la ventana cogidito de la mano

por Julián Segarra Esbrí

Aprender del Sr. D. José Luís Aleixandre Benavent.

    Desde hace unos años estamos sufriendo una revolución comercial de lo exótico y parece ser que se nos consigue vender la idea de que cuanto de más lejano es el producto, mejores son sus cualidades, por consiguiente, no queda más remedio que aceptar las tendencias sociales mayoritarias si no quieres ser menospreciado o incluso insultado.

    A estas alturas del escrito tal vez debería aclarar que Juan Bautista, el abuelo de mi madre, tenía viñedos con cepas viejas que podándolas adecuadamente producía un vino de suficiente graduación alcohólica como para ser conservado en barril de roble durante la época estival, en cambio, su yerno Juan José, tenía otros principios viticultores y haciendo excesiva producción para las características del suelo, se espabilaba intentando vender su producción a bajo precio antes de la venida de los calores primaverales. Por otro lado, Francisco, el abuelo de mi padre, era el Destilador del Maestrazgo, aunque en realidad también era a su vez hijo y nieto del Destilador del Maestrazgo. Aclarando, que la vida me ha brindado la oportunidad de plantar pies propios de rupestre llot, ingertarlos, podarlos, cuidarlos, cabarlos, labrarlos, vendimiarlos y todos los etc. que al lector se le ocurran incluida la recolección manual de los sarmientos, me permito estar en disposición de valorar el resultado final con solo observar la técnica de cultivo o el método de elaboración.

    La importancia de la geografía es determinante para entender las razones de los cultivos y las cualidades de los productos derivados de las actividades agrícolas y si además tenemos la oportunidad de ser ilustrados con imágenes del entorno, quienes hemos pateado el campo podemos entender más fácilmente los resultados finales.

    La vid es una mala planta que enraíza en los lugares más inverosímiles, de ahí su facilidad de cultivo en nuestra geografía y tiene a su vez la característica de producir uno de los tres conservantes que es digerible en el estómago y asimilable en las células de nuestro organismos y a su vez, por si fuera insuficiente, el alcohol, es el disolvente más empleado en el mundo después del agua, porque aunque el lector no lo sepa, el alcohol no solo es aprovechado para uso alimenticio, sino que la mayor parte de la producción mundial va a parar a la industria.

    Somos los destiladores los encargados de separar y comercializar el resultado de nuestro trabajo para los fines adecuados, lo que ocurre actualmente es que con los mercados agresivos, confundimos los conceptos y elegimos como alimentos los productos competitivos por su precio y no por sus cualidades. El comercio lo sabe y aprovecha nuestra ignorancia para vendernos la sugestión presentándola lavada y bien peinada, destacando las características favorables como decía Paul Joseph Goebbels, un político alemán, ministro de propaganda en la Alemania Nazi y amigo de Adolf Hitler.

    Desgraciadamente los milagros son actos divinos y por el momento solo cosa de Dios, es más, si nuestra memoria nos es fiel, recodaremos que el mismísimo Dios solo los hizo durante seis días, por ello, el séptimo, se fue a descansar y nunca más se supo de ningún otro. Hoy, gracias a la alta tecnología de vanguardia, parece ser que es posible hacer toda clase de maravillas pero, la realidad es la que es y cuando las materias primas son deficientes, los resultados finales siempre son mediocres. Lo que no significa que no sepamos hacer las cosas bien, lo que quiero transmitir es que en ocasiones, no podemos aunque sepamos porque intervienes factores de difícil o imposible control como en el campo son los meteorológicos.

    En las tierras húmedas, las que no corre el aire y no se secan, la uva es sufridora una enfermedad llamada oidium producida por el hongo uncinula necator, este parásito se ubica en los tejidos de la epidermis y se nutre por medio de unas prolongaciones, los haustorios, que penetran en las células de la epidermis. Las situaciones climatológicas obligan a una vendimia anticipada al momento óptimo de maduración de la uva que nunca llega a producirse, no digamos si además el Sol brilla por su ausencia y sus consecuencias, aparecen finalmente en el resultado de sus vinos.

    Quienes hemos tenido el privilegio de degustar en nuestros paladares cosas muy buenas, qué digo muy buenas, ¡excelentes!, solo nos resta reconocer el duro trabajo y la abnegación de los sufridos labradores cuando hacen lo que pueden por mejorar las técnicas de cultivo y sus cosechas que finalmente son el resultado de su trabajo, por otro lado, muy mal pagado. En el caso de los vinhos verdes portugueses, su nombre nunca debería confundirse con el color verde del paisaje donde se cultivan los viñedos, sino que debemos ser conscientes, si no esperamos decepcionarnos al degustarlos, en saber y entender estamos ante la presencia de unos vinos obtenidos de uvas verdes con insuficiente maduración.

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